Solo cuando la noche ya es eterna, sombría y desafiante, te extraño.
Los domingos siempre me han parecido un dia especial para la nostalgia. Y por supuesto que sé que esta afirmación es de conocimiento general y que no descubrí el agua tibia, pero nunca está de más repetirlo en voz alta: los domingos son, definitivamente, un día especial para la nostalgia. ... Hace par de meses volví a vivir sola. Fue como empezar, otra vez, a reconocerme en el silencio de mi hogar. Empecé por lo básico y lo banal, lo mecánico de la adultez. Entender que la nevera esté en la temperatura correcta, armar el escritorio más barato de Ikea, conseguir unas sábanas que cumplan su función hasta que pueda realmente comprar unas que me gusten, ubicar el supermercado más cercano y aprender a encontrar la mantequilla con sal en el mismo. Sencillo. Lista cubierta. Pero luego me tocó entrar de lleno en el único rincón de la casa que no quería visitar: yo. Me tocó aceptar que el insomnio no lo ocasionaba el colchón nuevo, pero si las memorias que se acumulaban en la espalda...
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