"Porque con balas, no se construye un futuro"
Mi pancarta rezaba tal cual el título.
Justo ahora, mi mente es un
colapso.
Para empezar, creo que
estaría bien la frase con la que se comienza en toda asamblea estudiantil:
Maria
Betania, 17 años, estudiante de la Universidad Simón Bolívar.
Si, esa soy yo; pero podrías
ser tú, o cualquiera.
Soy estudiante hasta que el
reloj marca las 12:45pm y paso a ser una trabajadora más en el campo educativo.
Partidaria del esfuerzo como método para
construir un país y no de las regalías, que nada solucionan. Usuaria del
transporte interno de la universidad y del Metro de Caracas para llegar, todos
los días, a mi trabajo. Peatona, la mayor parte del tiempo y por sobre todo:
VENEZOLANA.
Antes de continuar, quisiera
dejar en claro algo fundamental: Nadie me está pagando por escribir este
mensaje y nadie lo ha hecho en las últimas dos semanas cuando, día a día y
junto a miles de estudiantes, salgo a la calle a defender nuestros
derechos. Mucho menos espero que alguien
lo haga, ni hoy ni nunca. El motor que nos mueve es básicamente la preservación
de la dignidad del Venezolano.
Nosotros, para que quede claro, no nos
vendemos ni aunque intenten comprarnos.
Entonces...
Creo que, lejos de toda la
censura mediática que vive el país es nuestro deber informar sobre la situación
de la calle, nuestros hermanos detenidos y aquellos que nunca más podrán exigir
sus derechos.
Hoy, la convocatoria fue una asamblea estudiantil
en la plaza Brión de Chacaito. Al culminar, nos dirigimos hacia el bulevar de Sabana Grande llevando
mensajes, en total silencio, sobre la situación del país. Algunos volanteaban,
mientras otros alzábamos las manos con nuestras únicas armas: pancartas llenas
de ideas, de frases cortas pero precisas.
A medida que avanzábamos,
podíamos observar las diversas expresiones que soltaba la gente. Los que
sonreían y alzaban el pulgar en señal de aprobación, los que se negaban a leer,
a mirarnos, los que callaban el remolino de pensamientos que hacía vida en su
mente…
Los que me conocen, saben que
soy un mar de sensibilidad y hoy, cuando una señora luego de leer mi pancarta
tomó de mi brazo y mirándome me dijo: “Dios te bendiga”, sentí que cada hora de
cansancio, cada minuto de peligro corrido y cada “no salgas, te va a pasar algo”
de mi mamá, valía la pena.
Bastó solo una expresión, esa mirada, para
comprender que estaba en el camino correcto. No puedo sacar esa imagen de mi
mente. No puedo simplemente olvidar a esa mujer que tuvo un gesto tan sencillo
y con tanto significado para mi.
Haré un paréntesis para
agradecer a todas esas personas que, en las manifestaciones, se han acercado
con mensajes de aliento y a veces, hasta comida.
Como no todo es tan sencillo
y los ideales se construyen sobre adversidades, conocimos también del maltrato,
el odio y del argumento de los débiles: la violencia. Desde el callejón de la
puñalada (llegando a Plaza Venezuela), jóvenes como nosotros nos gritaban. “los
vamos a quebrar”, “aquí no los queremos”, “vuelvan a Chacao” y ciertos
improperios que no considero resaltantes (porque acciones como esas, deben ser ignoradas) como para agregar, hicieron vida junto
a un grupo de personas que, sin pronunciar una palabra, continuaron con la labor.
¿Por qué nos corrían de su
zona?
Nos tildan de niños de mamá
y papá (como afirma el ejecutivo) y no saben de las historias tras nuestras
caras. Yo nací y viví gran parte de mi vida en Catuche, luego en La Pastora. Se
lo que es un colegio público y también de subsidiados. Vi a mi papá y a mi mamá
construir con esfuerzo un mejor futuro para nosotras, sus hijas. Lo vi
cumpliendo una jornada de trabajo agotadora, mientras en las noches seguía
yendo a la Universidad, mientras mi mamá, como educadora, forjaba sin
ambiciones el futuro de esta patria (Por cierto, a ella le debo todo).
Entonces, ¿Cuál burguesía? Yo sólo conozco del
trabajo, el esfuerzo y las ganas de echar pa’ lante, como mis compañeros de la
USB que, desde Coche, Casalta, El Valle, Propatria, Pérez Bonalde, los Dos
Caminos, La trinidad, El Hatillo o Altamira, tienen los mismos ideales.
El discurso divisionista y
de “pueblo contra pueblo” es del gobierno, no nuestra consigna. Si los
problemas económicos, políticos y sociales nos afectan a todos por igual ¿Por
qué separarnos?
Todo lleva su tiempo y
nosotros seguiremos en la lucha. Si me estás leyendo, piensa que puedes ser tú
quien lleve en otro momento este mensaje. No vamos a rendirnos, seguiremos
informando hasta que se nos apague la voz y cuando eso suceda, serás tú quien
hable por nosotros.
Por último, quisiera hacerte
una petición:
Piensa un minuto en los
hermanos que han muerto sólo por pensar diferente.
En aquellos que no querían
ser convertidos en mártires ni en héroes, que sólo querían protestar
pacíficamente por unos objetivos que consideraron justos. Piensa, por ejemplo,
en Geraldine Moreno. Estudiante y deportista, brutalmente atacada por la GNB
cuando veía pasar una manifestación frente a su conjunto residencial. ¿Dónde está
la justicia para ella?
Aunque sé que hay muchas
otras personas, oficialistas u opositores, que perdieron la vida apoyando sus
ideales, quise ser la voz de ella. ¿Y si cada uno fuese ahora la voz de uno de
ellos? ¿O de cada uno de los 25.000 venezolanos que perdieron la vida en el
2013? Y todos aquellos que siguen perdiéndola ahora…
No tenemos miedo. No podemos
ni queremos tenerlo nunca más. Nos han
reprimido, nos han humillado y han hecho una propaganda ofensiva contra
nosotros. Nos tildan de vagos pero somos quienes, día a día, luchamos por darle
vida a nuestro país.
Quizás otro día el mensaje
sea diferente. Me disculpo si hoy fue sumamente subjetivo o no exponía de
manera organizada los objetivos de la protesta, pero la finalidad de todas
estas líneas es que tú, como lector, pienses libremente.
Jamás propiciaría, en mis
letras, un dogma y mucho menos te incitaría a luchar por algo que no
consideraras correcto.
Conoces el problema de la
inseguridad, la violencia, los colectivos armados, la escasez, la crisis
universitaria, la represión de cuerpos policiales, la falta de justicia, de
valores, de principios…
Es tú oportunidad de hablar.
Simplemente, no te quedes dormido.
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