La manija del gabinete se clava en mi espalda,
Y llueve. No afuera,
Respiro, ya no hay moscas.
choco contra ti.
Te busco, a tientas,
a gatas,
incluso después
con las manos en alto.
escribo obituarios sobre mentiras
me hago polvo,
eco sin destino,
cama de tu cama,
sexo de tu sexo.
Quiero tocarte,
alcanzar tu rostro.
- No, me privo-
Me privo de ti,
de nuestros vicios,
la manera en que sonríes
-con sopor-
mientras finges no mirarme.
Y llueve. No afuera,
sino en mi.
-en nosotros-.
mientras como de las sobras,
aquellas que dejaste
sobre mi vientre adolorido.
...
Respiro, ya no hay moscas.
No hay miedo de partir
no hay miedo de perder,
-ya te he perdido-.
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