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Mostrando entradas de diciembre, 2011

Bitácora.

Se hace tan usual sentirse una hoja de papel. Una de esas hojas que se consiguen arrugadas, en cualquier cartera, tomada con mucha premura por una mano inconsciente, capaz de utilizarla y desecharla sin más, para anotar el número de cualquier hombre que intente ganar su corazón. Si, como si no sintiera. Una hoja de esas que adornan la página final de tus cuadernos, esas que rayas con impaciencia, llenándolas de deseos codiciosos, lujuriosos e inoportunos. Garabateas sobre ella con un afilado lápiz y no te detienes ni un segundo para pensar sobre todo el sufrimiento que le estás causando. Aquella que cayó en tus manos por lo que tu crees fue una simple casualidad, pero la verdad es que la arrancaste una vez más de su hogar seguro, entre páginas de cientos como ella...¿Qué? También siente. También siento. Mil veces reutilizada, impresa con tinta imborrable, dejando huellas que mancharon su blancura virginal. Mil veces escrita con un pulso impreciso aunque al mismo tiempo zagas, con