Entradas

Mostrando entradas de marzo, 2020
Imagen
Me estoy lanzando en la nueva aventura de decir lo que siento, directamente, a otras personas. En el pasado, decidía suprimirlo o dejarlo fluir de cualquier otra forma que no implicara una interacción directa, porque siempre le temí a lo que sucedía después. Nadie es capaz de comprender perfectamente lo que puede pensar o sentir otra persona, pero la empatía debería ser una herramienta para no juzgar, incluso cuando no se sea capaz de entender. Justifiqué muchísimas malas actitudes de otras personas hacia mi, pero lo más dañino fue justificar mis malas actitudes hacia mi misma. Me convertí en mi peor enemigo. Me culpaba de todo cuanto salía mal y sentía que simplemente todo se debía a mi forma de ser y actuar frente a la vida, sensible, emocional . Todavía me cuesta, pero ahora lo veo claro. He vivido momentos maravillosos con personas maravillosas, no me mal interpreten. Ha sido un viaje increíble, a pesar de tanto; pero debí haber fijado límites. Debí haber dicho "hasta
Han pasado seis meses desde que tomé un avión y dos maletas, para empezar otra aventura; un nuevo desastre, otra historia más para la cuenta, un algo que valiera la pena recordar. Y en esos seis meses, ha pasado de todo: terminé en un retiro espiritual  en una campiña francesa, bailando en una placita de Bélgica, con un balde de pollo frito en el metro de Madrid a media noche, equivocándome en todos los trenes de Frankfurt, aprendiendo alemán en el proceso de hablarlo  y enamorada de los cientos de errores que he cometido en este lapso de tiempo. No sé donde estaré mañana, pero me duermo tranquila porque sigo soñando. Me muero de miedo, si. Todos los días. Pero sigo soñando y eso me mueve el piso, me hace sentir viva, me llena de una adrenalina que, de forma contradictoria, solo deriva en paz. Una paz extraña que jamás puedo tomar como una pausa. Se asemeja más a un escalofrío. Uno que me encanta. Y si no estaré mañana, me voy agradecida. He llorado mares que siempre terminan