Entradas

Mostrando entradas de 2012
A pesar de seguir esperando, me cansé y cerré la libreta. Crucé las páginas sin tomarle importancia a los sentimientos y seguí, sin dar una última vista. Sin llorar, sin mentirme, sin sufrir. Jamás pensé que sonreír, cargando las derrotas, sería tan satisfactorio. Paso las canciones, dejo las cartas, recojo las fotos y limpio el piso de memorias, de batallas perdidas. ¿Acaso importa? No lo sé, pero la satisfacción es casi tan grande como la calma que produce deshacerse de las cargas, sin borrar las cicatrices. Recoger los trozos y caminar con dignidad, mostrar las heridas pasadas y sonreír, como si la vida no fuera más que  una utopía. Y seguir, hasta que el tiempo se detenga para ti y sepas qué, en definitiva, ya no hay nada más que vivir.

127.

Es normal, para mi, hundirme cuando cierro los ojos y recuerdo abrazos coartados, ahora ya vacíos, cargados de momentos que no vuelven. Nada vuelve, porque nada queda. Me da miedo cerrar los ojos y dejar de percibirte. Te vas desdibujando, como un viejo boceto corroído por el tiempo, sin ningún tipo de contemplaciones con el grafito y la soledad de las hojas de papel. Saqué mis cuentas, sumé palabras y resté hojas fraccionadas, listas para ser lanzadas a la basura y comprendí qué, luego de 126 cartas, mi matemática se unió con la nostalgia y no me permitió seguir con la contabilidad. Hace más de dos noches que te puse al tanto de todo y ya no hay nada que decir, ni pensar; sonreír a la nada ya no es divertido y, considerar un encuentro, no cabe dentro de lo qué, las personas normales, llaman posibilidades. Quizás, tú tampoco serías capaz de comprender mis motivos, las pasiones que me mueven, las lágrimas que pierdo. Ya no espero porque te amo, te amo porque te espero; porque de

Mezzo secolo e un ricordo.

Abre la puerta, camina unos cuantos pasos, ahogado, como quién no quiere llegar y afrontar lo que está allí, esperando por él. Y no hay nada. Nadie espera por él. Coloca todo el peso de una vida en la mesa y se sienta. Medita. Uno, dos, tres minutos. Abre los ojos y sigue allí, como al principio, como siempre: solo.  Una taza de café y el aroma inunda la habitación. Lo aspira y lo deleita, como se disfrutan los placeres efímeros de la vida. Una gota resbala por la taza y, como un pequeño torrente de tristeza se resbala, cual sus lágrimas, por su mentón. Tantas preguntas y solo una taza de café, incapaz de responder a dicha interpelación. La curiosidad lo inunda y hace que sucumba ante la adicción dañina de recordar momentos felices, cuando la nostalgia le corta, cual cuchillo, parte de su alma.  Vivió como quien vive una aventura de verano, tras momentos de éxtasis absoluto, saboreando minuto tras minuto la vida que deseó, como si cada placer pudiera ser capaz de llenar
Quizás, estoy perdiendo el tiempo en buscar una solución, sin tener el problema.

Retórica y dialéctica.

Un suplicio que comenzaba donde la alegría de aquél, su momentáneo estado de celos, rozaba con lo absurdo. Se tejió una mortaja y decidió enterrarse en vida, dándole una solución errada a un problema delimitado, con sus errores y justas tildes, sobre todo adjetivo descriptivo utilizado, como necesidad, en sus oraciones. La incógnita no estaba en la pregunta, sino en el desafío qué, alguien tan idealista, encontraba en la realidad. ¡Pero cuanta gallardía! Un simple cobarde más, entrelazado en otra mentira heroica.  Fuiste sondeado hasta lo más profundo de tu peroración , pero no convenciste a los presentes. Un cardenal más para la larga lista que hace eco en tu piel, sutil, parda, mestiza; yendo en contra de toda lógica, puesto que en ti, las palabras, cuestionan no solo tu conciencia; sino qué, además, esclavizan a tu piel.  ¿Para qué decidir vivir en un patíbulo? Sal de allí, olvida la vindicta fallida. ¿Recuerdas a Zenón de Citio? Retoma ese estoicismo del periodo helení

¿Para qué tantos besos? Si, al fin y al cabo, no sabes amar.

Un momento, para recordar que existes; sin ataduras. Dos recuerdos, sumados a una cuenta inagotable. Tres minutos, como aquél día, para volar; como si pudiera olvidarse. Cuatro tiempos, para tocar la melodía que tanto disfrutaste; cada compás, aprendiendo de tus silencios. Olvida la estructura y las formalidades para escribir tantos deseos inútiles; hazme caso. Déjate llevar. Cinco vidas, insuficientes para estas inmensas ganas de sonreír; contra todo y nada más. Seis caricias sin malicia, con conciencia del placer y lo inevitable de las palabras entre tanta hilaridad. Tú, vida; y yo, un aditivo más. Siete días, para amar lo que olvidaste ayer y lo que querrás mañana. Hoy ¡Sin tiempo! pero ama. Ocho, por si hacen falta 24 horas más, un suspiro; o, quizás, volar. Nueve espacios; cosmos y estrellas fugaces. Deseos, ilusiones, anhelos, esperanzas o nada; pero junto al viento mismo, sin limitaciones. Un diez desconocido, para que inventes todo cuanto crees imposib

Il prend ma main et jamais ne me permets d'aller.

Un día, por azares del destino, nos topamos en una feria. Un intercambio gradual de abrazos, entre desconocidos. Contadas palabras entre risas, un mundo irreal y fantasioso de superhéroes, ángeles  demonios y un poco más de la ciencia ficción. Me caíste bien y quiero creer que para ti, el sentimiento fue el mismo. ¿Recuerdas aquella noche, contando historias, anécdotas, salidas? De parte en parte, entregando recuerdos para compartirlos y caminar de la mano. No se como explicarte esto sin caer en retóricas, pero tus ojos tienen ese brillo que se consigue solo en ciertos momentos específicos de la vida. Cuando cae el sol y el viento baja, la oscuridad se abre paso y allí estás tú, con tus grandes ojos verdes, detrás de un libro, indagando sobre tantas historias fascinantes que consiguen dejarte atadas a ellas, colgando de un hilo, lejos del mundo real, de todo problema, sin perturbaciones. Admito mi incapacidad de querer con restricciones y tú, como buena confidente, lo sabes muy

Jaula de cristal.

¿Por qué armar una casa artificial para un ave que solo quiere ser libre? Cientos de lugares para visitar, si lo deseaba. ¿Por qué obligarlo a doblegarse ante un destino cruel, privándolo de lo único que importa? Su amor propio, sus alas sin cortes, sin justificaciones para sus deseos, aspiraciones. Aquella ave, termina siendo una deformación de su concepto, un cambio en su definición. Olvida volar, sentir el viento en sus alas; altas cumbres, pequeñas cornisas. Se transformó en un ser coartado, cohibido, triste y esclavo de un destino que no merece. Egoísmo y caprichos injustificados, que otros quieren tildar de "amor". Un amor enfermo e imposible, puesto que amar implica libertad entre tú y aquél ave que quiere emanciparse, lleno de osadía y ganas de descubrir; No un camino lleno de baches, errores tapados con promesas y una casa artificial, donde le mantienes cautivo, en una condena unilateral y sin derecho a respirar, una vez más, el aíre bajo su propio albedrío.

anima, vita e tutto ciò.

Comprendes el vacío cuando lo tocas con cada nervio de tu cuerpo, con cada fibra de tu mente; cuando de sentimientos se va tratando. Si tan solo entendieras qué, detrás de cada pensamiento, hay una neurona trabajando, para darle vida. Más allá de ti, el mundo es una caja inmensa que aspiras conocer, respirar, palpar, vivir; una vía para el cáos o la bondad, la felicidad o mera desdicha, un paso o el estanque. La vida y la muerte, espectadoras silentes de una lucha de ideales entre tú; el que eres y el que fuiste, el que serás; el qué, en el pasado, decidió sentir más que un simple respiro, una simple existencia. Tú, queriendo más de un universo que no entiendes, que no razonas, y sin embargo, sigues atado a él, para conseguir respuestas qué, probablemente, nunca encuentres. Entonces, te dispones a observar una vez más, abriendo despacio tus ojos, cual puerta de tu alma, en silencio, sin victorias, y te encuentras con la realidad. No hay nada, solo una ausencia de ti.

Acuerdo.

Sonreíste, porque me viste suspirar por lo bajo, mientras disimulaba el hecho de estar mirándote de reojo, como de pequeños. Me has visto escribir, desde siempre, cuando era menos complicado conjugar verbos afectivos y nombrar aquellas cosquillas que me hiciste sentir, en aquél momento. Estoy dispuesta a conquistarte de a poquito, por lo bajo, con caricias momentáneas qué, quizás, ni siquiera sientas, porque jamás me atrevería a que esto se escapara de simples letras. No, nunca. Te beso, cada vez que te escribo. Y, como si de la inexistencia del resto del mundo se tratara, te lo digo aquí, sin pena. Fabricaré, de ser necesario, una noche bajo las estrellas, solo para ti. Una cama de sonrisas, donde convertir tu piel en una almohada, tus besos en una sábana y nuestras ganas, para vivir. Después de tanto, al despertar, se que seguirás soñando con un mundo nuevo de sonrisas, donde caminemos bajo el mismo cielo,   compartiendo metas, de vez en cuando. Quiero pedirte disculpas, desde

18.262 días y otras tantas miles de noches.

Un vaso de whisky acabado por la histeria, el calor, la falta de hielo. Unas manos agrietadas por el tiempo, las malas jugadas, los viejos recuerdos. Tantas veces recorrieron aquel mismo cuerpo, para memorizarlo cual cartógrafo, dueño de cada rincón inhóspito y exuberante de su anatomía. Ahora, esas manos exploradoras, solo viven de añoranzas. Sus dedos, cargados de pequeñas y finas arrugas siguen imaginando aquel firmamento; aquella firmeza qué, solo ella, podía poseer.  Hasta el tiempo mismo está cansado de pasar.  Mucho antes de saberla suya, la idealizó. La hizo parte de un circo de beldades, de un mundo maravilloso. Miles de motivos para amarla y otros tantos para darle vuelo a la imaginación y a los momentos, vividos y por vivir, sin tan siquiera declararle todo lo que pasaba por su mente ¿Y por qué no? También su corazón.  No se como continuar, porque lo más extraño y complicado del amor es colocarle parámetros, cargarlo de definiciones, adjudicarle un sentido.  No

Para un país que no descansa, ni aunque el tiempo venga en contra.

Hoy, la Venezuela que conozco, está llorando. Te hablo a ti, que despierta todos los días en plena madrugada, para trabajar y estudiar, luchando por algo más que el conformismo. A ti, que sabes lo que significa vivir de un sueldo mínimo con niveles de inflación que rayan en lo absurdo. A ti, que estás cansado de vivir en una burbuja de odio, mediocridad y una fachada de inclusión. Antes que nada, me hago totalmente responsable de mis palabras, mis pensamientos. Por otro lado, hay una Venezuela que vive en una realidad alterna. ¿Como es posible ignorar el proceso de decadencia en el que nos sumimos? Es una realidad latente ¿Como no pueden verlo? Yo hablo por todas esas madres de la patria que tienen que ver morir a sus hijos, esposos, sobrinos, ahijados, a causa de una delincuencia imparable, en cada barrio de nuestro país. ¿Que hay del hombre, aquel padre de familia que lucha por darle un futuro a sus hijos y ni siquiera puede llegar a fin de mes? El socialismo se define como
Ayer, llegué a este rincón de mis recuerdos. Aún sigo intentando encontrar una justificación para mis actos, mi partida; pero solo hay una razón y es mi incapacidad para seguir viviendo de migajas de sonrisas, mentiras justificadas para el bienestar de un 3ero y la ausencia de intuición o sentido común, para alejarme de tanta muerte hacia mi misma, estando a tu lado. Me dispuse a darle un alto a la fatiga que me causa la sumisión de un pasado impuesto, por capricho de un destino febril y esperanzado en un "tu y yo"; y es que en este caso la etimología del amor se equivocó, pues ya no somos solo dos en este enredo, aunque no estoy segura si algún día realmente lo fuimos o fue una simple suposición que adopté, para evitarme tantos lamentos qué, hoy en día, me acompañan. Son ellos, están aquí, susurrando a través del eco callado, todas esas palabras que no dijimos, para salvarnos de una despedida definitiva capaz de destrozarnos más, mucho más, de lo que fueron capaces las ment

Si me buscas, prometo no dejarme encontrar.

De vez en cuando pienso en la libertad como algo más que una euforia momentánea. Y no, no me refiero a una "libertad" sin responsabilidades, casi rayando en el libertinaje. Estoy aquí, observando la libertad que creía inalcanzable, justo aquí, rozando mi mano. Anoche pude caminar bajo la luna, sin temores, sin ataduras, sin finales, solo esperar pacientemente el momento oportuno para dar un paso en frío, sobre el asfalto, sonriéndole al viento y a él, de ser posible. Si de morir feliz se trataba, ese era el lugar adecuado para alzar las manos, dejar el peso de una vida atrás y continuar hacia algo más que un simple futuro, algo más complejo e irracional. Luche tanto por ser amada y olvidé amar, dejando así parte del único sentimiento que realmente necesitaba, pero ahora, no lucho por ninguna de las dos, pues lo considero un ente externo, por más absurdo e imposible que pueda sonar. Me siento libre para amar en cuanto me plazca, pero aquí, mientras leo a Murakami y me aferr

De memorias ajenas, para seguir.

Hace cuatro meses, creía que podías regresar, que tu "adiós" era producto de un mal momento guiado por la cólera y esperé como quien no espera nada, haciéndome de la vista gorda a tus evidentes despedidas, manteniendo mis esperanzas sobre un sentimiento que estaba allí, a la vista de todos. Me llamaba Paula, pero luego de perderte, quise olvidar hasta mi nombre, para no tener que recordar tu voz al enunciarlo...Paula, mi amor, mi princesa, mi cielo...Paula, mi vida, mis ganas de besarte...Paula, te amo, cásate conmigo...Paula, quédate.  Ahora estás aquí, escribiendo junto a mi tantos recuerdos. Me estoy torturando o simplemente mantengo a salvo la memoria, no se diferirlo, no ahora. Recorro tu piel como lo hice miles de veces antes, sin percatarme que realmente no estás allí, que imagino todo y estás tan lejos como antes, cuando te fuiste. Un beso en el cine, una caricia entre las cálidas olas del atlántico, esas que ahora, gracias a los recuerdos, se desfiguraron y me co
Sentarme en tus piernas, una vez más, mientras suspiro y me aferro a ti, guardando todos los aromas que aún mantengo de mi infancia, como tu perfume; sin dejar de lado aquellos sonidos, como el de las llaves contra la puerta, aquellos pasos contra el polvo y tu respiración agitada, luego de cargarme y dejarme en un lugar seguro, como lo hiciste durante 11 años, cuando niña. Tus piernas se hacen tan frágiles y me desplomo en el piso, como un peso viejo e inutilizable, sin motivación alguna para seguir. No importa, comprendo ciertas imposibilidades, como esta, donde solo eres alcanzable a través de fotos viejas.
Todo se te vuelve un suspiro, cuando de vivir se trata. Y no, no me refiero a las personas que ni siquiera se dan cuenta que están allí, respirando, como aquellas que simplemente gozan de una interminable sonrisa, sin intervalos, sin un alto. Luego, un respiro que puede significarlo todo, pues ¿Quien puede decir que no es el último? Es imposible conocer la respuesta a una pregunta tan compleja y tan sencilla a la vez. Ahora, después de suspirar tres veces y seguir contando, puedo decir que estoy viviendo, un segundo más, justo aquí, sin pensar en lo prolongado, más si en lo disparatado, de vivir.

Conformidades.

Se llamaba Lorena, un nombre tan común como su fisionomía. Castaño, su cabello, haciendo juego con dos ojos oscuros y hermosos, aunque tan poco profundos como sus pensamientos. Él, por otra parte, un hombre incapaz de proponerse metas concisas, recogiendo lo que pudiera ser desechado por otros, cazando siempre un corazón incauto y sin mayores aspiraciones que la de un físico atrapador. ¿Para qué hablar del destino? Sus ganas de pertenecer a alguien eran mayores que el hecho de como conseguirle. Así va toda la historia, un cuento corto y sin más sentido que el descaro.

Entrepueblos, tu sueño.

Hay momentos qué, aunque sean cortos, dejan una huella imborrable, como esa estela que dejaste aquí, con tu paso. Nos acompañaste como pudiste, ayudando a quien necesitara tu ayuda, siempre con esa sonrisa incapaz de borrarse cuando alguien, justo allí, la necesitaba. La semana pasada, estuve contigo. Aparecimos allí, en tu casa, como muchos fines de semana atrás, desde que volviste a donde comenzaste a vivir tu sueño: Caracas. Me senté a tu lado, a hablar sobre nada, con un reproche entre los labios por todas esas oportunidades para vernos y siempre un "pero..." de por medio. Recuerdo muy bien que te reíste de mi, cuando comencé con el clásico "Tío, estoy molesta..." y luego, olvidé hasta el hilo de la conversación, porque me perdí en tu felicidad y simplemente observamos, como tanto me dijiste que te gustaba, tu lampara de lava. Te pedí trabajo mil y un veces, de toda manera posible y me lo negaste, pero me dijiste que apreciabas mi intento por hacerlo...¡Fue

De caída.

Pasar la mañana entre recuerdos y aún así dar gracias, porque existen esos retazos de nostalgia para continuar con un camino bifurcado y tan extenso como lo es la vida misma. Paso entre ti y tus añoranzas, tu manera de ver el mundo; así, tan fatalista. Ahora estoy aquí, solo para darme cuenta de esta utopía. Tu fatalismo ahora forma parte de estas, mis líneas. ¡No temas! Ya no existen los reproches, pues aquí, desde mi muerte, veo el tiempo correr despacio, como nunca antes, cuando la respiración aún hacía eco en mi pecho y el corazón intentaba latir con un esfuerzo infinito qué, guiado por la fatiga, cedió. Nada más, quisiera que comprendieras la diferencia de un cariño regalado e inoportuno, a bajo costo de sinceridad, simplemente cargado de deseos y caricias, casi fortuito, y la indiferencia de quien un día te amo con una paciencia irrevocable, sublime y arrebatada de locura, de sonrisas, ganas de subirte al cielo y mirarte infinitamente, para perderse en lo profundo de tu alma y

Para cuidarte aunque falte, quedo.

Se lo que se siente sentirse nada, o peor aún, una completa basura. Quieres hacer tantas cosas, que el tiempo se te vuelve aire, mientras se escapa de tus manos, dejando todo a medio hacer. Se que puedes llegar a sentir que tus esfuerzos son en vano, un completo y absoluto fraude en el que tú, como único culpable, apareces enjuiciado por la conciencia, esa que tanto te atormenta. ¡Y así me siento, tal como tú! Pero, quizás no sea tan real como lo planteamos. Allí hay una falta de parte y parte, de un todo dividido a la mitad, para resguardar las cargas sin hacerlas tan difícil de cargar para ti o para mi, como siempre desde que llegué a tu vida, hace más de 15 años. Créeme, odio saber que todos mis intentos por lograr ser alguien más allá de ti, salen fraudulentos ¿Y como hago? Simplemente lo sigo intentando, quizás por orgullosa o por no tener otra cuestión en que invertir mi malgastado tiempo, desde tu punto de vista. Si, antes de que te detengas en seco y dejes de leer, se que me
Ser feliz es tener siempre una razón para hacer las cosas bien, para despertarse y sonreír, para evadir la realidad y escaparse a un concierto, hacer planes sobre la marcha, sonreír hasta que acabe el día, sin motivos, porque así lo quisiste. Ser feliz es saber que no lo eres y seguir intentándolo, hasta que haces un resumen y comprendes que siempre estuviste allí y eras más que suficiente.

Evocaciones.

Todo este proceso de regresión a un punto que creía olvidado no hace más que producirme un vacío en el estómago, como un camino sin atajos. Sitios que solía recorrer día a día, junto a efímeras vidas que ya no están en mi misma sintonía, pues ahora caminan junto a otros seres. Dejé que mi infancia me invadiera de nuevo, cruzando aquella esquina una vez más, como lo hice cientos de veces caminando hacia el colegio, donde mi primer nombre tenía personalidad propia, una especie de vida artificial y perfecta, donde sonreír era obligatorio, para encajar en ese pequeño mundo de vanidades qué, hoy en día, es una completa burla. Miré las mismas fachadas, con colores curtidos por el tiempo y la melancolía. Aún no se si mis recuerdos son reales, ya que creía ver esas amplias casas coloniales, decoradas con hermosos colores vivos; Si, toda una irrealidad. Ahora, mis ojos perciben el polvo, como una constante, sobre aquello tan magnifico que algún día pensé que era perfecto. Me siento un habi

.

Me enamoré de esas caricias al despertar de un largo sueño, tras páginas llenas de historias maravillosas, esas mismas que un día leí con el corazón flechado y hoy en día solo me hacen recapacitar. Me enamoré de esos besos largos y sin sentido, de esos enredos amorosos, típico cuento del chico malo que se enamora de la chica buena, como siempre.  Me enamoré de tantas hipótesis y teorías, esquelas y epístolas.  Me enamoré de la subordinación y el infinito, junto a Kafka.  Me enamoré de Márquez y Allende, de sus historias de revoluciones y haciendas, de personas con tiempo y espacio propio, adueñándose de todo cuanto soy capaz de sentir. Me enamoré de tantos artistas de verdad, esos que son capaces de inventarse mundos completos y aún así sentirlos como propios; y más aún, haciendo que el lector se vuelva parte de él, como por arte de magia. Si, ¡Me enamoré! Y no me importa lo que puedan pensar. Yo quiero seguir viviendo de esto, consumiendo letras, respirando rimas, leyendo
Una sobrecarga de un sentimiento que ya no importa, que simplemente se esconde en algún lugar inalcanzable para mi, incapaz de encontrarlo en esta u otra vida.
Yo, en lo personal, no creo tener la posibilidad de enamorarme de un ser, tanto como del arte.
Hace tanto esperé tener un motivo más para terminar de comprender todo lo absurdo de las despedidas, para acabar por elegir el hecho de no despedirme, sino marcharme sin un simple "adiós", dejando así de lastimar cualquier tipo de corazón interesado en envolverse en mis desastres...Pero no, nunca hubo tal corazón, dejando a estas líneas sin asunto.

Desde un cielo despejado.

De la brisa callada a tu morada, tras tu espalda, un respiro...Y comenzamos de nuevo, para perseguirte por cada rincón de tu laberíntico corazón. Para amarte más de cuanto pude hacerlo ayer, por temor a la represión de sentimientos que estabas experimentando, palpando...Que perfecta eres cuando sonríes. Lo siento, debía decírtelo, porque quizás, solo así, puedas creerme cuando te lo repita. Discúlpame si ayer te olvidé en un rincón de mis memorias, por culpa de aquel hombre que se ganó una alcoba completa dentro de mi, ocupando el lugar que siempre debió y debe pertenecer a quien eres para mi. ¿Que puedo contarte? Ahora estás aquí conmigo, o mejor dicho, dentro de mi, viviendo de experiencias y recuerdos para tolerar el paso del tiempo, la caída de la noche, el terminar de un nuevo día; leyendo y respirando el mismo aire triste y usado que convertiste en un respiro de felicidad infinita para mi, a quien no debías nada y le entregaste todo, por simple querencia. Aún no se como llama
Todo esto se trata de hacer maletas para un destino totalmente especificado, pautado desde que sentí el vacío con mis propios dedos, pero aún así, me cuesta aceptarlo.

Nada peor que un compromiso vano, para subsistir.

Aún no se darle una explicación lógica a mi impulso por escribir lo que me pasa, día tras día. He llenado páginas completas, esquinas, márgenes, cuadernos viejos y nuevos, clases completas y luego nada... Explicarme a mi misma el hecho de haber cometido tantos errores, me hizo creer que caerme estaba en mi genética, y eso es algo que aún no descarto del todo. Luego, pienso...¿Qué tanto puede importar? De no haber sido ese huracán de impulsos, malas decisiones y lágrimas, no estaría escribiendo éstas líneas qué, aunque no sirvan para un fin específico, hacen que pueda contar una historia. La única certeza que poseo, se encuentra llena de dudas, por más irónico que pueda leerse. Llegué a pensar que la muerte no es más que esto: una simple retrospectiva. Cada vez que pienso en tantas frases leídas, escritas en cualquier lugar, de esas que se encuentran sin tan siquiera buscarlas...Simples azares; Y luego nada...Solo ese pensamiento de no saber a donde ir, siguiendo consejos que más a

Páginas.

Recorriste paso a paso sus vivencias, las tomaste y las hiciste tuyas. Lloraste cada vez que se caían. Te quedaste allí, observando cada paso, decisiones tomadas y otras dejadas  en ideas, nada más; sonrisas y lágrimas, amores y simples corazonadas. Terminé por vivir con ellos, cada día, desde que empecé a seguirles con la mirada. Luego, llegué a la última página, acabando así otra etapa de mi vida. Final. No, no son solo libros. Trozos de papel plasmados con tinta. Casi pueden latir.

«...Todo lo vivido se empoza, como charco de culpa, en la mirada».

Otra clase de literatura, un análisis más, una lectura menos. César Vallejo: Los Heraldos negros. « Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!   Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,  la resaca de todo lo sufrido  se empozara en el alma... ¡Yo no sé!  Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras  en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.  Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;  o los heraldos negros que nos manda la Muerte.  Son las caídas hondas de los Cristos del alma  de alguna fe adorable que el Destino blasfema.  Esos golpes sangrientos son las crepitaciones  de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.  Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos, como  cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;  vuelve los ojos locos, y todo lo vivido  se empoza, como charco de culpa, en la mirada.  Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!  » ¿Que más puedo agregar? Escribió con tanta ímpetu, cada palabra, cada espacio, peq

I ricordi, e non può vivere.

Es mucho más sencillo perder mi vista en las paredes, analizando matices, observando como el tiempo destruye todo lo que toca. La pintura se cae, se vuelve quebradiza; así, opaca y desdibujada, como nunca antes, justo ahora. Ahora, me cuesta admitir lo difícil que ha sido intentar arrancar tantas marcas de la misma pared, con solo mirarla, deseándolo, como si mi mente pudiera mover mi voluntad, esa que se quedó estancada y no quiere buscar una manera más directa para terminar con semejantes observaciones. Me acostumbré a marcar mi vida con fechas, haciendo eco en las horas, énfasis en los segundos, dependiendo de un punto que detenga la marcha cuando sea debido o, quizás,  logrando que avance por inercia, simple necesidad de un  nosequé  tardío, como siempre. Allí está, la misma pared. Una fotografía en un viejo colgante, tal como la niñez y sus recuerdos, junto a esa frase que un día leí y jamás pude borrar...Así, una y otra vez; y otra y otra. « Vivi, vivi e ama quello que
Si el sentimiento no te cala hasta los huesos, hazme el favor y cállate. No quiero escuchar mentiras banales.
Cs; 28/03/2012. Lunes. Por extraño que parezca, hace unos días que no me siento atada. Fuerzas extrañas. Es un desatino, pasa ser sincera, pero...¿Quién quiere ser sincera? Últimamente todo choca y, sin embargo, yo quiero decir toda la verdad. Una vez más, un destinatario incierto.

Ficción.

Porque un breve cuento de hadas, también puede ir sin finales felices, por lo menos para una de las dos partes.   Los resultados fueron los esperados por él; los más dolorosos y humillantes para ella. Lo quiso como se quiere al viento, a la flor misma, al espejo que llamamos cielo. Así, libre pero de ella, del mundo. Eso sí, nadie lo quería como ella, con tantos adjetivos para describirle la mirada, la ternura y su piel, esa que algún día supo cuidar, llenándola de calificativos.    En sus sueños lo recorría con una paciencia infinita, prolongada hasta cautivar a su pupila con su cara, su cuerpo; claro. Fue su sueño de verano, otoño, invierno y su eterna primavera. Justo así, olvidando todo orden natural, incluyendo las fechas o estaciones.   Su meta. Lo amó con paciencia, ternura y satisfacción. Con poderío; nada de pretéritos y rodeado de posesivos. Mío, no de otra. Ahora, no entiende como el amor no pudo guardar sus ilusiones, sus sentidos, su sonrisa, su car

De complejos, nada. Solo tú.

No quiero que me sigan persiguiendo los recuerdos. Ella habla, solo escucho...Complejos, imaginarios y falta de racionales. Números complejos y yo sigo pensando en ti. De negativos, nada. Solo tu recién conocido humor. Huellas bajo luz ultravioleta. Si, de mis miedos fuiste testigo y en algunos casos autor. No quiero un imaginario puro, pues con la suma de los reales me bastaste. Fuiste mi propiedad, mi opuesto perfecto, el negativo palpable y al mismo tiempo tan infinito. En éste caso, la asociativa no funcionó. Fuiste mi 3 i , mi julio, pero el neutro solo supo dejarnos en cero, amor.
Deberían inventar algún pegamento para los sueños rotos, o mejor aún, cemento industrial.
   Cuando Laura se despertó de su inquieto sueño se encontró en la cama, convertida en un gato. Asustada y desequilibrada se inspeccionó rápidamente por primera vez, y lo primero que notó fueron sus bigotes, largos, blancos, casi trasparentes. Su cola también larga y se mecía con un vaivén ansioso. ¿Qué había pasado?  Siente una sensación de vértigo que pega contra su estómago. Miedo. Esa insistente punzada por su pecho no le hacia analizar bien. Desesperación. Bajó de la cama con un ágil movimiento hasta el piso, estaba frío, congelaba. Es allí cuando se empieza a dar cuenta de  los detalles de su nueva forma. Tenía el pelo corto, pegado a su piel, era de color gris, sus orejas se movían al captar  hasta  el mínimo  movimiento de su entorno; eran por lo visto bastante sensibles. Más calmada, al darse cuenta de que por lo menos no era un gato raro y deforme decidió salir de su cuarto a paso ágil, ligero, y en forma sigilosa hacia la cocina. Sentía ruidos. Su capacidad auditiva,
Mi eterna guerra contra el sentido común.

Horacio Quiroga ¿Acaso necesita presentación?

Imagen
Una vida marcada por la tragedia, el asesinato importuno y accidental, el suicidio justificado por el dolor mucho más espiritual que físico, quizás. Pero, sin poder negarlo, un clásico genio de la escritura modernista. Escribió utilizando como base una relación vida-muerte inquebrantable, precisa, eficaz, certera...Perfecta. Basada en simplicidades que se convertían poco a poco en un asunto mayor, de cuidado, con la capacidad de ser narrado con una parsimonia increíble, cargados de horror, de rasgos temibles, que hoy le ganan un puesto en el salón de la fama de muchos lectores apasionados. Comparado muchas veces con el gran maestro y excelente (excelentísimo, diría yo) escritor Edgar Allan Poe, se posiciona como un gran exponente de los relatos breves. Ya, dejando a un lado toda esa introducción básica, debo decir (desde el punto de vista subjetivo, personal, mío) qué, éste fabuloso escritor tiene bien merecido un lugar inalterable en la biblioteca de bolsillo que todos deber
No es que no quiera estudiar física. No, no es eso. El problema está en el hecho de tener que estudiar lanzamientos, fórmulas, despejes, velocidades reales, desplazamientos, tiempos absurdos, de vuelo, de nada, cuando solo me importa cerrar los ojos y calcular la longitud de tu sonrisa, la velocidad de tu voz, de tus tiempos, tus miradas. De todo lo que tú, pequeño absurdo, significas en mi vida. Bah, necesito una dosis de realidad.
¿Ésto de tropezarse con la misma piedra tendrá un límite o es un número indeterminado?

Alto nivel de sentimentalismo. Por favor, abstenerse.

Ese instante perfecto en el cual puedes demostrar que tú, ese pequeño desastre, también puedes subirte a un escenario, poner lo mejor de ti y llegar lejos. Muy lejos. Bueno, nada, éstas son unas simples líneas de agradecimiento a esas personas que hoy estuvieron a mi lado, apoyándome, sonriéndome, tomando mi mano, haciéndome sentir un poco más viva...Si, aunque suene exagerado. Gracias, amigas, porque sin ustedes, jamás habría comprendido el verdadero significado de éste concurso, que mucho más allá de demostrar la belleza física que podamos poseer, nos abre los ojos del entendimiento, del alma, de nuestro espíritu. Aparte de todo ésto, quiero agradecer a una persona que estuvo mirándome todo el tiempo, sonriendo divertido, quizás hasta con cierta pena y una gran emoción. Caminó conmigo, tomó mi mano y me empujó aún y cuando me comían los nervios. Gracias, papá. A mi mamá, por soportar mis rabietas nerviosas, mis quejas y a mi, como desastre. No importa. Por cierto, mamá,  a ti que

Adverbio de duda.

Quizás algún día acepte toda ésta locura social, llena de parámetros, mediocridad y falta de principios. Quizás deje de pensar que las cosas eternas duran un segundo nada más. Quizás, deje de utilizar tanto éste adverbio. Quizás, solo quizás.
Cada vez que escucho hablando a alguien sobre "Tres metros sobre el cielo", callo y presto atención a sus palabras, las saboreo, las digiero y luego me queda un amargo sabor. ¿Por qué cuesta tanto entender que no es otra simple historia de amor? Quizás soy una desalmada que simplemente piensa que un final feliz es fácil de escribir, de exponer, de llevarlo al mundo y decirle "vive, dura. Ustedes pueden". Aunque, puede que simplemente sea realista. "I o E te tre metri sopra il cielo", así reza el título de éste libro qué, a pesar de tener tanta fama en su adaptación al cine español, no muchas personas lo conocen.  Y si, tiene su versión en el cine italiano, también.  Como decía, éste libro de Federico Moccia, llegó a mis manos gracias a un torrent (Bendita tecnología) y quemé mis retinas leyéndolo, una, dos, tres, siete horas. Un día, otro, listo. Acabado. Me encantó, por lo realista, por lo vivido, por la narración tan detallista de cada escena, cada resp
Imagen
Comienzas a tener fe en la humanidad, cuando sabes que allí, afuera, en cualquier parte de esta vastedad que llamamos mundo, alguien está leyendo a Cortázar. "Siempre fuiste un espejo terrible, una espantosa máquina de repeticiones, y lo que llamamos amarnos fue quizá que yo estaba de pie delante de ti.." Cortázar, jamás dejarás de moverme el piso, la existencia, la conciencia y las ganas de leer hasta que consiga escribir una milésima parte de lo que una frase tuya ha sido y será.
"El amor es sufrido, es benigno;el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta" 1era carta del apóstol San Pablo a los corintios, específicamente el capítulo 13. Así, estaba buscándole un significado al amor como valor moral, motivo de existencia, no como una palabra alejada de su propósito firme y original. Luego, me encontré con ese pasaje bíblico, que mucho más que abrirme los ojos, me dio mil y un respuestas en tan solo cinco líneas perfectamente plasmadas. Nadie jamás sabrá amar, hasta no poder comprender que el mundo necesita de ese sentimiento que todos dicen conocer hasta un punto desquiciado, absurdo, mentiroso, falso, sin argumentos. Pero allí, se resume el origen, la historia y el destino de ese camino de vida que todos deberíamos aprender a tomar.
Hace un año, comencé a escribir en éste recuadro por la simple razón de querer hablar con alguien. Mejor dicho, quería hablar conmigo, quería aprender a hacerlo. Pasó un año y poco más de un mes. Sigo aquí, sin entender como se supone que me entienda.

Caracas, 1 de marzo de 2012. Retraída.

"Estoy aquí, en psicología, observando todo y callando una vez más. Sintiéndome absurda (¿Cuantas veces repito lo mismo?). Entre factores perceptivos y poemas de Rubén Darío ha pasado la mañana. Me sigo sintiendo absurda, incoherente, desesperada. Como siempre. Como si de pertenecer se tratara, lo intenté, pero claramente no funcionó. Y es que, claro, no puedes intentar unirte a algo que ya funciona perfectamente, sin ti. Sin ti, sin tus ganas de quedarte atada a la cama, sin pensar, sin sentir dolor ni piedad, solo remordimiento. Remordimiento por haberte perdido, por seguir sin ti, sin tus ganas de vivir juntos, sin atarnos, sintiendo, pensando, con alegría, o lo que sea...Pero contigo. Fuiste una solución a mis sentidos. Mi llave maestra, el escapista perfecto. Bah, se acaba la hora, mientras intento calmar mis impulsos escribiendo aquí, como si no importara nada lo que me rodea. Pero no. Me importa y mucho. Más de lo que debería, hasta llegar al punto de lastimarme, h