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Mostrando entradas de octubre, 2013
Están esas posibilidades de perder la memoria en cualquier accidente o especie de trauma. Luego, la necesidad de traerla de vuelta, para alimentarnos de recuerdos qué, en un principio, querías olvidar.

Retórica del Venezolano.

Se perdieron las elecciones -decía Ramiro, mientras se revolcaba en su desdicha, de ser y estar en una patria que nadie escucha, que ese nacionalismo del carajo no le alcanzaba para llenarse el bolsillo y los muchachitos que le esperaban todo el día en la casa, necesitaban más que buena voluntad para mantenerse en pie, y así iba dejando a un lado su condición de catedrático, de hombre de letras carajo, porque ya la columna del periódico que escribe no es más que un cementerio de ideales y mira tú, que empecé esto como crónica y ya ni el rumbo tengo, se me cruzaron las funciones, los textos ¡Que monólogo y que nada! Pura verborrea, compadre, que así es que está el venezolano, tirando de allá y de acá, tomando lo del préstamo del banco para pagar el cupo y traerse el capital -las divisas, pues- porque allí es donde está el negocio, el sobreprecio, la especulación. Nos hicimos maestros, compadre. Hacemos cola hasta cuando, por intervención divina, no nos falta nada; porque así estamos,

Visages.

Si pasas frente a mi con otra cara, seguiría hallándote en tus besos;  o en ese aire que dejas vagando en el ambiente, cuando suspiras hondo por mis respuestas. Así te veo, con distintos rostros, en cualquier librería...Justo donde se que jamás podría encontrarte. ... Como me dueles.