Retórica del Venezolano.

Se perdieron las elecciones -decía Ramiro, mientras se revolcaba en su desdicha, de ser y estar en una patria que nadie escucha, que ese nacionalismo del carajo no le alcanzaba para llenarse el bolsillo y los muchachitos que le esperaban todo el día en la casa, necesitaban más que buena voluntad para mantenerse en pie, y así iba dejando a un lado su condición de catedrático, de hombre de letras carajo, porque ya la columna del periódico que escribe no es más que un cementerio de ideales y mira tú, que empecé esto como crónica y ya ni el rumbo tengo, se me cruzaron las funciones, los textos ¡Que monólogo y que nada! Pura verborrea, compadre, que así es que está el venezolano, tirando de allá y de acá, tomando lo del préstamo del banco para pagar el cupo y traerse el capital -las divisas, pues- porque allí es donde está el negocio, el sobreprecio, la especulación.

Nos hicimos maestros, compadre. Hacemos cola hasta cuando, por intervención divina, no nos falta nada; porque así estamos, con el miedo en los tendones y acostumbrados a sentirlo, pa' saber que por lo menos aún podemos quejarnos de algo propio y no solo del gobierno que ya tanto me cansa; así que perdí los modales, la gramática no vale medio y aquí nos morimos de hambre, así que me como los puntos que le quité al párrafo, las pausas, las leyes, porque ya no puedo ni separarlo:  Juan Diego se llevó las últimas hojas de la resma pa' resumir en clases y gastar quinientosmilbolivares en una nueva me obligan a escribir hasta en el último billete que me queda en la cartera, el verdecito. Pobre Rodríguez, compadre. Me mira desde el billete y está frustrado, o el frustrado soy yo, pero eso ya me tiene sin cuidado, porque hace un año que perdimos y hace seis meses que nos terminamos de ir al carajo ¡Pero bien al carajo! Y lo peor de la tragicomedia que le he montado es que hay gente, compadre, mucha gente que sigue creyendo que el dichoso cambio y el tan nombrado progreso está en un solo hombre, pero se siguen empujando como animales en el metro. No saben nada, no abren los ojos, porque no les da la gana. Se nos pudrió la sociedad desde hace tanto y todavía creen que la política es santa. No señor, esto se lo llevó quien lo trajo...Ya va compadre, que aquí está como siempre la mujer gritando, que la leche no se consigue y si se consigue es descremada, anti cancerígena, milagrosa y de pequeño empaque será, porque la venden al mismo precio de lo que antes eran más de tres kilos de carne ¡Tres kilos! Que va, ya no...Ay compadre, en fin, esto ya no es tierra de gracia, es de ironías.

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