
Me estoy lanzando en la nueva aventura de decir lo que siento, directamente, a otras personas. En el pasado, decidía suprimirlo o dejarlo fluir de cualquier otra forma que no implicara una interacción directa, porque siempre le temí a lo que sucedía después. Nadie es capaz de comprender perfectamente lo que puede pensar o sentir otra persona, pero la empatía debería ser una herramienta para no juzgar, incluso cuando no se sea capaz de entender. Justifiqué muchísimas malas actitudes de otras personas hacia mi, pero lo más dañino fue justificar mis malas actitudes hacia mi misma. Me convertí en mi peor enemigo. Me culpaba de todo cuanto salía mal y sentía que simplemente todo se debía a mi forma de ser y actuar frente a la vida, sensible, emocional . Todavía me cuesta, pero ahora lo veo claro. He vivido momentos maravillosos con personas maravillosas, no me mal interpreten. Ha sido un viaje increíble, a pesar de tanto; pero debí haber fijado límites. Debí haber dicho "hasta...