Ya ni sé expresarme. Quiero gritar que me abracen, que me ayuden a sostener cinco minutos el peso que llevo años arrastrando, que me dejen llorar y drenarme, apagarme en sollozos. Necesito ese abrazo, pero me asusta pedirlo, porque de alguna forma u otra siempre está mal sentir, necesitar, querer. Y a mi esas energías se me agotaron hace mucho; cuando tenía 8 años y aún creía que el mundo cabía en una botella. Así que aprendí a dar, porque me gustaba ver ese destello de calma en rostros ajenos, como si pudiese ser un espejo que me permitiese verla en mi, pero así no funciona. Crecí y entendí que el mundo era basto, gigante, lejos de ser una botella; y que el reflejo de la luz en los espejos, no podía emular la calma.
Me senté frente a una puerta que hace tres meses no conocía y lloré lo que me faltaba llorar en muchísimos años. Lloré a la niña que fui, a la que pasaba noches sin dormir preguntándose el por qué de tantas cosas. Lloré a esa parte de mi que se preguntaba por qué no era suficiente. Lloré a esa parte de mi que amaba incondicionalmente, que se despojaba de todo con tal y sentir. Sentirlo todo, como una puñalada de realidad. Me ahogué en todas las conversaciones justo antes de dormir y te juro que se me quebró la voz hasta en los recuerdos, como si fuese incapaz de hablar de ellos hasta en mis propias memorias. Me hice río y me ahogué en mi propio caudal, frente a una puerta que ya no es puerta y una Betania que no soy yo, pero que era. Lo era todo y lo di todo, hasta quedarme con las manos vacías de posibilidades y llenas de miedo. Un miedo sordo que se abrazaba a mi cintura mientras intentaba caminar, que me inmovilizaba las piernas en un intento por detenerme, pero no importó: caminé c...
Todo pasa, y todo cambia. Incluso la sensación de ahogo y desasosiego, el acabose del universo, el tren de tragedias, todo pasa. Ojalá consigas ese abrazo que te lleve a descargar el peso.
ResponderEliminarMi empatía anónima para ti, alguien más que aún usa su blog personal y anónimo para darle drenaje al peso de la existencia.
La tristeza es una batalla dura, aunque necesaria, debes darle forma y entenderla, porque está ahí y porque merodea constantemente los pasillos de nuestra mente, sin embargo, aunque esta sea tu batalla, no quiere decir que no puedas necesitar de una mano amiga, o una palmada en el hombro que haga saber que existen personas que están allí para ti y te apoyan en tu lucha. Dar calma a otros lamentablemente no hace que la veamos en nosotros, pero nunca hay que parar de buscarla, sea en la sensación del viento de invierno en nuestras mejillas, la satisfacción de un trabajo bien hecho o ver como tu vida avanza al lugar que te propusiste.
ResponderEliminarAunque es una batalla distinta para todos, sigue persiguiendo la paz que buscas, que de tanto buscar estoy seguro de que algún día te tropezaras con ella.
Mientras gire la tierra no dejes de luchar por esa calma que arropara tu alma.
Te mando un abrazo inmenso y mis mejores deseos para tu vida Maria Betania.