Hay puñales, mullidos, cual cojines.
risas cegadas,
tragos que terminan en derrames cósmicos de nada,
basura estomacal,
desdicha,
cabeza baja.

Luego te dan -y das- todo.
Integridad, corazonadas,
poemas sobre almohadas compartidas en camas de Propatria,
conversaciones de media jornada,
distancias eternas por panes efímeros,
pesos ideales,
almuerzos subsidiados,
condones baratos,
mar de plata,
caminatas monumentales en ciudades peligro.

Me perdí buscándote,
amándote a tiempo completo.
Te perdiste tú,
reina de los dioses,
entre temores de a contado.
Hija de Saturno,
"tú que consuelas y no existes",
ay Pessoa,
que mal me siento.

Sin tabaco,
ni ira,
siempre aquí, hasta que vuelvas.


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