Yeux bleus, 8.

     Siempre me han gustado los viajes en carretera. Esa sensación de ir volando sobre el asfalto, mientras finjo sentir la brisa que no puedo tocar, como la tocan los árboles.
Y lejos de toda esa brisa, de vez en cuando, te encuentras tú.
como hoy,
o hace 15 días.

     Hasta los momentos, considero que la vida es un ciclo abstracto. Toma la forma que desea, da los giros que convienen y termina haciendo un chiste de todo tipo de experiencia. 
Así estamos, envueltos en ese embrollo, como un pequeño hilo de coser. ¿Y si estuvimos juntos en 1932? Quizás supimos del conflicto bélico entre Bolivia y Paraguay, detestábamos las políticas de Mussolini, leímos a Huxley y su novela futurista, idealista...O simplemente no existimos y yo solo quiero imaginar que tu existencia ha estado siempre, rondando mis motivos.

Esto no tiene sentido. Son párrafos inconcretos, ideas sueltas y uno que otro remordimiento por no quedarme un poco más, como si un solo segundo bastara para sentir que no me iba. 
Esta vez, fui yo quien se quedó rondando...Y no solo tus motivos.

Me enamoré de ti cuando mi concepto de libertad ni siquiera terminaba de formarse. Era vago, impreciso...Solo teórico, para empezar; pero de algo estaba segura: Amaba ver la forma en que decidías con un "si" y un "no" sagaz, con una sonrisa con dientes -y sin ellos- de leche. Eras libre de estar allí, cerca de mi...Y aún así, contra mis pronósticos, decidías quedarte.
¿Hiciste lo mismo en los '60?

Me sigues gustando independiente, 
cuando las razones se acrecientan y tus labios siguen escogiendo a los míos, 
y yo no puedo quejarme. 
Jamás he conocido manos tan perfectas como las tuyas, capaces de entrelazarse con las mías, 
como hechas con un molde, 
cargadas de errores, 
con imperfecciones capacitadas para formar una bella devastación,
caricias que se escapan 
¿Y para que retenerlas?
 Tanta tiranía para el cuerpo, no puede soportarse,
y tú, como siempre,
piensas en dejarlo a su albedrío. 

Y yo te sigo, porque me encantas...Y tu libertad, 
tan suficiente, 
me llena de entusiasmo.

Si dejaras de ser libre, o te encarcelaras en mis brazos -o de otras-, no podría quererte más, mucho menos admirarte, sentirte desde cerca y pensar que estuviste aquí desde el comienzo; y creciendo juntos, aprendimos en el mismo charco que el lodo mancha o divierte, pero que sea como sea, lo disfrutamos. 
No podrías, simplemente no podrías seguir siendo esa eme que me gusta tanto.
Serías otra letra.
Otro número,
ya no más un ocho.
No encontraría la marea en tus ojos,
el cielo a las 12 pe eme.
la tinta del bolígrafo con que te escribo.
No más azuldelcielo. Solo azul.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog