Todo se te vuelve un suspiro, cuando de vivir se trata. Y no, no me refiero a las personas que ni siquiera se dan cuenta que están allí, respirando, como aquellas que simplemente gozan de una interminable sonrisa, sin intervalos, sin un alto. Luego, un respiro que puede significarlo todo, pues ¿Quien puede decir que no es el último? Es imposible conocer la respuesta a una pregunta tan compleja y tan sencilla a la vez.
Ahora, después de suspirar tres veces y seguir contando, puedo decir que estoy viviendo, un segundo más, justo aquí, sin pensar en lo prolongado, más si en lo disparatado, de vivir.

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