Me deshice tantas veces para encajar en una maceta cuadrada, como un bonsai. Yo, la persona que nunca quiso ser árbol, se convirtió no solo en árbol sino también en el más pequeño del mundo.

Y es que hasta mi forma de sentir, tuve que monitorearla. Quizas porque las lágrimas que un día te hicieron sentir parte de mi mundo, hoy te agobiaban.

Así que me callé y seguí. Me deshice otra vez antes de dormir, con la esperanza de amanecer más tuya, cuando en realidad simplemente me perdía a mi.

Quise retenerte como una niña que atrapa una luciernaga y quiere conservar su luz en un frasquito de compota, como si el abrazarte más fuerte podía compensar lo que tú ya estabas dejando partir.

Entonces llega la tormenta, porque no puedo ser solo silencio y la Betania que se escondía para no incomodar entra de un portazo y habla. Dice que no puede continuar de esta manera. Quiere sentirse escuchada, quiere que quieras estar con ella, sostenerla en tus brazos, decirle que la amas como tantas otras veces lo dijiste. Quiere que la vuelvas a ver como la mujer más increíble del planeta tierra. Pero hay cosas que no pueden recogerse. Así que me disculpo por haber sentido, otra vez, y vuelvo a ser ese bonsai de raíces cuadradas, con la esperanza de que tú quisieras regarme, darme de tu luz.

...


No sabes cuantas noches sin dormir se han ocupado en pensar, una y otra vez, en qué hice mal, en dónde me equivoqué, y termino por pensar que fue algundas de las tantas decisiones que he tenido que tomar para mantenerme a flote y construir un camino donde verdaderamente pueda caminar junto a las personas que amo. Quisiera poder explicarte que mi corazón se arrepiente tanto de haberlas tomado, aunque mi lógica y las cuentas saldadas me muestren que no tenía otra opción. 

Toda mi vida he pensado en el concepto del tiempo perdido, precisamente porque no he tenido tiempo para perder. Te juro que fui la persona más funcional que pude ser, cuando debí serlo, pero a todos se nos ven las costuras y yo poco a poco he ido descosiendome en un meollo de tristeza que a veces me cuesta levantar del piso. Lamento que hayas tenido que lidiar con eso. Lo siento mucho por darte la parte más vulnerable de mi, cuando quizás simplemente debí haber sido más fuerte. 

Al final del día ¿Qué es el amor si no es esto? un salto al vacío, un darte y esperar que te reciban. Un sentir porque si, porque puedes, porque vale la pena aunque luego venga un balde de agua fría. El amor es tantas cosas, pero jamás tiempo perdido. 

Y aunque duela, lo aprendido es lo que permanece con nosotros y con eso es con lo que decido quedarme: con esa brisa que pasa, te hiela el cuerpo, pero te recuerda que estás vivo. 

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