Abdicación.
Las sorpresas desagradables son como galletas, pero sin fortuna. Odio abrirlas. Si las encuentro, las dejo a un lado, bajo cualquier pila de ropa sin doblar. Un horóscopo, otro azar, cualquier bazar olvidado por la fama de sus malas ventas. Así fue mi día: un total descontento. ... Y si no sé escribir...¿Por qué sigo haciéndolo? ¿ Será por otra ronda de compromisos, para no sentirme tan inerte entre las pausas del día? - Quise suponer. ¡Y vaya! Si mi profesora de lenguaje fue quien me lo dijo; y estoy estudiando ingeniería, no quiero imaginarme frente al paredón de fusilados, en la escuela de letras, haciendo algo que pensé podía hacer. No importa. Una tacha más, sobre otra de mis causas p...
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