Ricardo ¿Por qué te escondes?
No ves que la luz se apaga
y tus ojitos se achican,
como esperando al sol.

Deberías salir y codearte con el mundo; 
ese a tus espaldas, fracasado,
ya sin luz.
La que esperaste.

Eres un "yo" que ruge de miedo,
temores que te hunden
-y me hunden-
bajo tu -mi- almohada.
Aquél, que cuando sueñas,
ruega por tenerte en este hoyo existencialista, filosófico y vulgar,
que juega a la guerra, atentados y furia,
pues no sabe de calma.

Les cuesta, Ricardito, porque
de personas, el concepto les queda grande y,
ni con hilos de bondad,
logran achicarle tanto vacío,
allá en sus pechos.

Ni mutismo capaz de silenciar-me-te
hará que cedas y dejes -mis- tus instintos...
¿Por qué me llamas, si ni te escucho?
Tal vez no existas,
o viceversa
         ...
Tal vez no soy y tu si estás,
pero me pierdo imaginando qué, 
en tu tristeza,
logras comprender mis faltas;
y en ese mundo, nuestro mundo, 
la paz es de cartón y el amor,
de a cucharillas,
nuestro único remedio.

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